En los primeros diez días de este año que estrenamos he tenido tres conversaciones con pacientes de psoriasis, en todos los casos enviados por personas de mi entorno laboral o personal, conocedores de mi pertenencia a Acción Psoriasis. Los tres tenían dudas y no sabían por dónde tirar para salir del agujero negro en que se sentían hundidos. Después de una larga conversación, al menos se han ido con más luz y con un camino mínimamente trazado de hacia dónde deben continuar para tener esa calidad de vida que todos los pacientes nos merecemos.
El año terminó con una conferencia mía a especialistas andaluces y extremeños en un hotel sevillano. Era una jornada científica, muy especializada, pero quisieron comenzarla con el testimonio de un paciente… y yo creo que aproveché los 25 minutos disponibles para decirles que un paciente empoderado, crítico y sabedor de las bases de su patología es un paciente que sale rentable al Sistema Sanitario, que tiene una altísima adherencia a los tratamientos y que garantiza un aprovechamiento integral de cada tiempo en que se relaciona con el Sistema.
Insisto, no hay mejor tesoro para uno mismo y para la sociedad que ser un paciente crítico y comprometido. En Acción Psoriasis estamos acostumbrados a tratar con pacientes que no perciben la utilidad de la asociación en este sentido; es decir, no hay que marcharse cuando has mejorado o, lo que es peor y desgraciadamente habitual, te has resignado. Al contrario, hay que seguir avanzando junto al conjunto de los pacientes para obtener los mejores resultados, entre todos. Esto es una carrera de fondo y nadie la va a hacer nosotros, especialmente en estos tiempos que muchas cosas no son lo que parece, si no lo que algunos quieren que parezca.
Además, la satisfacción de haber ayudado a un paciente, de darle algo de luz en momentos de zozobra, no tiene precio.