Mi vida lleva muchos años pendiente de mi rodilla izquierda que, cuando quiere y le apetece, se pone como un balón y hay que pincharla para extraer líquido. Mi artritis psoriásica tiene aquí su principal manifestación, sin duda, porque cuando llega el balón simplemente no puedo andar, me quedo parado y tengo que llamar a mis médicos para que intervengan. Así de claro, para que se me entienda.

De modo que ando siempre atento a sus primeras manifestaciones y cuando se acerca el día 30 desde el último pinchazo empiezo a temer que vuelva la hinchazón y empiezo a mosquearme por todo y procuro caminar sin forzar y subir las escaleras sin forzar y sentarme sin forzar… todo sin forzar. Y estoy hasta las narices de no poder forzar y de estar siempre mosqueado con su majestad la Rodilla izquierda. Es lo que hay. Cada día es un triunfo y así procuro verlo.